domingo, 9 de noviembre de 2014

Cortando las riendas

Que ganas tengo hoy simplemente de dejar las ideas irse solas. De reflexionar, y no decir nada, dejar a mi hemisferio derecho funcionar en pro de la asociación libre y la creatividad.
Es la locura racional, la locura centrada en la necesidad de contar, de compartir con otros o con uno mismo algo que no sabes muy bien lo que es. Es una especie de euforia teórica, donde averiguar el porque de la realidad sin investigar realmente sobre ella.
A mi hoy se me vienen miles de ideas a la idea, los jefes, el sol, el arcoiris, las autonecesidades y autoexigencias, el relax, la pausa. La necesitad de estar con uno mismo, y no olvidarnos.
 Con uno mismo significa con uno mismo, no con la tele, no con el ordenador, no con el móvil, ni con el whatsapp. Que difícil es en los días de hoy dedicarse un ratito a si mismo, sin tu pareja, sin tus amigos, sin tu familia, sin tu yo consciente siquiera.
Dejándole a un lado, decir adiós por un rato al yo racional, darle salida al animal, al impulsivo, al que, aunque tu no lo sepas, decide por ti muchísimas más cosas de las que piensas. Ese “yo” que se mueve cual gusano dentro de ti, pidiendo liberación, y se ve cada día enjaulado por la falta de tiempo y dedicación. Por sentirse olvidado. 
Esa parte de nosotros de la que ya hablaba Platón en el “Mito del carro alado” en el 370 a.c y que Freud retomó dando el nombre del “ello”. 
Esa parte que día tras día con la falta de intimidad, las redes sociales, la comunicación exhaustiva y la globalización…. se ha perdido.Es más importante que cada uno de nuestros contactos de facebook sepan donde estamos antes de pararnos a saber donde estamos nosotros mismos…  
Tenemos la suerte de tener momentos de lucidez, de creación y nos permitimos el lujo de caparles y decirnos “ahora no es el momento”, esperando que vuelvan a salir con la misma magia cuando nosotros lo introduzcamos en el planning del dia. 
No nos escuchamos, ni a nuestras mentes, ni a nuestros cuerpos que continuamente nos manda señales que no paramos a entender.
 “Estoy cansado, necesito descansar, hoy quédate en casa” dice el cuerpo, 
 la mente contesta, “¿como no voy a salir un rato?” 

Entramos en la lucha, en la discusión mente-cuerpo. Pensamos que las discusiones solo existen en nuestras relaciones, sólo se pueden dar con los otros. Pensamos que todas las enfermedades son puramente biológicas, y que el hecho de escucharse o no no tiene nada que ver. 
No nos damos cuenta que la lucha interna, no es más que un reflejo de lo que pasa con nuestros iguales. 
Si no nos paramos a discutir con nosotros mismos, a exigirnos !hoy te quedas en casa porque lo necesitas! Si ni siquiera llegamos a ese nivel de interioridad, ¿como pretendemos saber arreglar las situaciones con los otros? 
Como les escuchemos igual que a nosotros mismos….

Hoy, que nos creemos libres las riendas del carruaje de las que hablaba Platón, nos tienen agarrados del cuello y no nos permite respirar…. “porque no tenemos tiempo”, “porque hay cosas más importantes”,  “porque lo importante es que el carruaje vaya recto y bien orientado para no chocar con el resto y que el tráfico de la ciudad sea ordenado”… Hoy más que nunca, que nos creemos capaces de todo, no somos capaces de cortar las amarras y dejar que el caballo cabalgue a sus anchas por el campo. Porque ni siquiera le escuchamos para saber hacia donde iría, y porque da miedo salirse y enfrentarse a los propios sueños a costa de lo que esperan de nosotros. 

La naturaleza tiende al equilibrio de las cosas, pero nuestras mentes y nuestra vida, necesitan tiempo para poder ser equilibradas, y aunque de vez en cuando es cierto que simplemente hay que dejar a la vida hacer, también es cierto que cuando la vida haga tenemos que saber escoger bien los caminos que necesitamos y eso es lo realmente difícil, porque para eso necesitamos tiempo de reflexión con nosotros mismos. 
Así que estos tiempos de asociación libre, estos ejercicios que te hacen estar un ratito contigo, tienen más valor que cualquier corre que te pillo, o cualquier estúpido libro de autoayuda. 

He dicho. 

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